
Cada vez hay más competición en el sector, de modo que aunque Pixar Studios sean, por el momento, los reyes indiscutibles de este tipo de cine, siguen surgiendo estudios que se atreven a lanzar sus propias producciones en busca del éxito taquillero. No siempre los resultados son convincentes, pero tener una gran variedad de películas donde poder elegir es de agradecer para el espectador. No todos los días se puede disfrutar de la maestría de los primeros, con lo que a veces apetece también disfrutar de productos más simples, aunque no por ello menos interesantes o meritorios.
Con la saga Ice Age o películas como Robots o Horton Hears a Who, Bly Sky Studios ha demostrado que no tiene nada que envidiar a Dreamworks; es más, en algunos casos los superan ampliamente. Pero no todo van a ser estudios americanos o ingleses, y este año se estrenará mundialmente una de las grandes apuestas patrias, “Planet 51”, una cinta a la que le llevo siguiendo la pista desde hace mucho tiempo y que, a juzgar por los trailers, tiene una pinta estupenda (esperemos que no decepcione)
Pero ahora nos toca hablar de Dragon Hunters, o lo que es lo mismo, Chasseurs de dragons, una película de animación 3D francesa que traslada a la gran pantalla la serie de televisión homónima emitida en Estados Unidos por Cartoon Network, y que a su vez se basaba en unos cómics publicados por la editorial Delcourt.
El flilm (elegido Mejor Largometraje en el IV Festival Internacional de Animación de Córdoba, ANIMACOR’08) nos narra las aventuras Lian-Chu y Gwizdo, dos “cazadores de dragones” de poca monta que ofrecen sus servicios a cambio de una recompensa económica. Viajan de pueblo en pueblo acabando con toda bestia que se les pone por delante, pero sus métodos suelen ser tan chapuceros, que la gente que les contrata termina por no pagarles. Sin embargo, la mala suerte de estos dos cazadores, a quienes acompaña una extraña bestia azul a modo de mascota, cambiará el día que conozcan a Zoé, la sobrina de un adinerado noble.
El reino del Sr. Arnold y el resto del mundo están en serios apuros, ya que como cita la profecía, cada vigésima estación, el dragón más temible y mortífero de todos despierta de su largo sueño para destruirlo todo a su paso. Ante tal amenaza, Zoe decide presentar a Lian-Chu y Gwizdo a su viejo tío para que éste les encomiende la difícil misión de acabar con la criatura.
Éstos aceptan a cambio de un buen puñado de oro, emprendiendo así un peligroso viaje hacia los confines de la tierra, lugar donde merodea el terrible dragón.

Antes que anda, he de decir que no conozco los cómics Chasseurs de dragons ni he visto la serie de dibujos animados. Por tanto, no puedo juzgar la fidelidad con el material predecesor ni si es mejor o peor. Tan sólo puedo opinar sobre la película, y he de decir que parte de una idea más bien poco original y típica, pero tiene un aspecto y una ambientación bastante particulares que la hacen muy atractiva y diferente.
Para empezar, la historia se localiza en un mundo de fantasía repleto de islas e islotes flotantes donde se emplazan castillos, fortalezas, granjas y demás habitáculos. Este particular escenario brinda amplias posibilidades, y sus creadores lo aprovechan para crear lugares realmente imaginativos. Algunos son bellos y llenos de colorido, mientras que otros son más grises y tétricos. Pero todos suponen un magnífico marco en el que desarrollar la mágica aventura que vivirán nuestros protagonistas.
Así pues, tenemos una película muy rica y llamativa a nivel visual, algo que se nota nada más empezar los créditos iniciales. Sin embargo, la historia está algo falta de verdadera emoción e intensidad, lo cula le pasa factura a la hora de desarrollar la trama y los propios personajes.
La historia es muy simple a la vez que plana. Ir de A a B, superando algún que otro obstáculo para finalmente enfrentarse al dragón en un duelo final a vida o muerte. No hay más.
En ese sentido, quizás la historia no necesita de más complicaciones, pero su escasa duración (no llega ni a la hora y media), no le permite sacar provecho de todos esos escenarios ni de los posibles peligros a los que podrían enfrentarse los protagonistas. Quizás añadiendo unos minutos, con uno o dos dragones o monstruos más a los que enfrentarse, y unos personajes un poco menos unidimensionales (a excepción de Gwizdo, el único que realmente evoluciona durante la película), le hubieran sentado bien, implicando un poco más al espectador en la aventura.

Todo se resuelve con demasiada rapidez y facilidad, algo que para los que somos un pelín más exigentes, nos deja esa sensación de que podría haber sido algo mejor.
Pese a esas carencias en metraje y emoción, la película se hace bastante agradable y entretenida, con unos enemigos, dentro de lo que cabe, originales; unos paisajes muy curiosos y unos personajes simpáticos, especialmente el gracioso bicho azul que acompaña al grupo de cazadores.
Dragon Hunters es una simpática película de aventuras mucho más ambiciosa a nivel visual que a nivel argumental. No está exenta de ciertas carencias y peca de un desarrollo demasiado funcional, pero aún así cumple con su cometido, que no es otro que entretener. Se le puede exigir más, pero viniendo de donde viene, supone un pequeño y gratificante paso hacia adelante dentro del cine de animación hecho en Europa. Y desde aquí les animo a seguir trabajando para mejorar y estar a la altura de los grandes, ya que talento parece no faltarles.
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