jueves, 7 de julio de 2011

“Space Battleship Yamato” (2010) - Takashi Yamazaki

critica Space Battleship Yamato 2010 Takashi Yamazaki
Allá por la década de los setenta, cuando el anime ya se había asentado entre el público infantil de Japón a lo largo de la década anterior -gracias a producciones tales como Meteoro, Iron Man 28 o Astro Boy- y Mazinger Z y Heidi arrasaban en la programación televisiva del país, surgió un anime que cautivó al público más adolescente y universitario de la época. Dicho anime, cuyo formato serial estaba compuesto por un total de 26 episodios, era obra del dibujante Leiji Matsumoto, y su titulo resultaba bastante llamativo: Space Battleship Yamato (Uchû senkan Yamato).

Matsumoto, conocido ya por haber creado dos años antes - en 1972 - a un personaje muy popular dentro del anime como era el Captain Harlock (en base al cual desarrollaría diversas series englobadas en un mismo universo), partió de la idea original del productor Yoshinobu Nishizaki para concebir esta space opera que tuvo gran aceptación entre un grupo de espectadores algo más crecidito que el habitual consumidor de animación nipona y que ansiaban aventuras espaciales épicas, emocionantes y, por qué no, también dramáticas.

Tal fue el éxito de “Space Battleship Yamato”, que los productores decidieron lanzar una película animada que terminó rompiendo records de audiencia, considerándose aquél año de 1978 como el año Yamato, y convirtiendo al autor de la canción del inicio, Isao Sasaki, en un icono nacional. A este primer largometraje le siguió una segunda temporada de la serie y, tras finalizar ésta, otra película de enorme éxito (si bien menor al de su predecesora). Ya en los ochenta, y queriendo aprovechar el tirón, abordaron una tercera película y otra temporada de la serie, aunque esa vez el triunfo fue menor. No obstante, ese no fue el final de la saga, el cuál vino dado por una última película que, esta vez sí, volvió a batir récords de audiencia.

Este glorioso recorrido de la obra de Matsumoto nos lleva hasta la actualidad, donde el Yamato ha vuelto a resurgir para surcar la galaxia gracias a otros dos largometrajes, uno en animación (mezcla de 2D y tecnología digital) que data de 2009, y otro de acción real, que es el que nos ocupa.

Año 2199. Han pasado cinco años desde que apareciesen unos misteriosos alienígenas llamados Gamilas y empezasen a atacar a la Tierra con meteoritos gigantes, dejando la superficie del planeta totalmente inhabitable por culpa de la radiación post-bélica, y obligando a la raza humana a subsistir bajo el subsuelo. Ahora, a un paso de la extinción, surge una última esperanza en forma de enigmático mensaje proveniente del lejano planeta Iscandar, asegurando que ahí poseen un artilugio capaz de eliminar la radiación de la Tierra. Decididos a salvar el planeta, las Fuerzas de Defensa reconstruyen el acorazado espacial Yamato para poder realizar el increíble viaje que les llevará a más de 150.000 años luz de distancia en busca de un desconocido planeta que puede ser la salvación de la raza humana y de la Tierra.

Adaptar mangas o animes no siempre es tarea fácil, y hay que saber discernir entre aquellos que buenamente se prestan al live-action de aquellos que no. Y es que las concesiones que se le permiten a la animación, así como sus reglas o pautas, no son las mismas que en el cine de actores y actrices de carne y hueso. Películas como “Crows Zero” o “Casshern” se me atragantaron precisamente por no saber o no querer desligarse de las características básicas del formato original, trasladando el material dibujado tal cual al fotograma, y dando como resultado extraños, fatigosos y ridículos híbridos poco o nada satisfactorios para quien esto escribe.

Eso sí, de lo que probablemente no haya queja alguna es de la fidelidad en cuanto al material adaptado, pues en ese aspecto, nadie mejor que los propios japoneses para llevarlo a cabo, pues ya hemos visto que cuando acaba en manos extranjeras (léase, americanos), los resultados pueden ser realmente catastróficos, como en el caso de la infame e irrespetuosa adaptación de Dragon Ball (cierto que el manga/anime tampoco se prestaba fácilmente al live-action, pero aún así, lo suyo fue un caso claro de ineptitud)

En otras ocasiones, la fidelidad tampoco aseguraba un producto de calidad, como ocurrió con “Blood: El último vampiro”.


En el caso de “Space Battleship Yamato”, creo que el tema fidelidad está bastante bien tratado, al menos en lo referente al aspecto visual. No hay necesidad de ser un gran conocedor del anime original (servidor no lo es) para darse cuenta de ello, pues tan sólo echando mano de Google o Youtube podemos apreciar el enorme grado de similitud en la caracterización de los personajes (con sus llamativos y coloridos uniformes, algo que en una versión yanqui hubiera sido muy difícil que se mantuviese) y en la recreación del Yamato, la icónica nave en la que viajan los protagonistas y que luce espectacular en su modo hiperrealista. En dicha nave -una versión espacial del acorazado Yamato utilizado por los japoneses durante la II Guerra Mundial- es donde transcurre a la mayor parte del filme, por lo que podemos apreciar ahí también la buena mano en el diseño de producción recreando las distintas estancias del buque: el hangar, el puesto de mando, el comedor, el calabozo o algunos camarotes, entre ellos, el del Capitán.

Es importante que todo lo referente a la nave parezca lo suficientemente real para dar credibilidad al contexto en el que se mueve la trama. Una trama que contiene bastantes escenas de acción en las que las batallas espaciales (naves terrícolas vs naves alienígenas) son las principales protagonistas. Es ahí donde está la gran baza de la película y donde verdaderamente lucen los 2,2 millones de yenes (unos 22 millones dólares) de presupuesto invertido. Los efectos especiales son bastante competentes y permiten recrear con atractivo las distintas batallas entre las dos razas. Quizás donde el CGI se muestra más precario es en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, ya que dotar de realismo algo orgánico (en este caso, los alienígenas) siempre ha sido mucho más complicado que con lo inorgánico (las naves, los robots…). Aún así, considero que en líneas generales, el apartado técnico cumple de sobras, y sólo se echa de menos que las citadas batallas en el espacio no sean más longevas, aunque se agradece que estén distribuidas correctamente a lo largo del metraje.

Pero entre tanta explosión aquí y allá, también hay unos personajes a los que el guión trata de dar personalidad para que la vertiente dramática de la historia funcione. Y bueno, digamos que las intenciones son buenas, pero las dotes del director, Takashi Yamazaki, para ahondar con convicción en el drama no son tan buenas como lo son para rodar las secuencias de acción (donde ya demostró sus aptitudes en esa curiosa y entretenida pseudo terminator titulada “Returner”) No obstante, vale decir que aunque el drama no cale en el espectador tanto como debería (los trágicos/épicos minutos finales no nos emocionan lo suficiente), tampoco chirría e incluso se agradece que se aporte algo de humanidad y emotividad a tanto despliegue de pirotecnia. Incluso hay lugar para un poco de romanticismo que, por extraño que parezca, también le sienta bastante bien a la trama.


En algunos detalles, la historia nos puede recordar a la de “Armageddon” de Michael Bay, pues en ambas hay un grupo de elegidos destinados a salvar a la humanidad de su extinción por causas que tienen que ver con el espacio exterior (aquí, una invasión alienígena; allí un meteorito). También SPOILER-- el final dramático, con sacrificio de por medio -- FIN SPOILER va un poco en la línea del de la cinta de Bay; y para más inri, ambas finalizan con una balada rock de Steve Tyler, cantante de Aerosmith.

En cambio, el protagonista, Susumu Kodai, se emparenta más con el Kirk del “Star Trek” de J.J Abrams. Un joven de carácter rebelde que ha perdido a un familiar cercano (también al inicio de la película y por una acción muy parecida) que se enrola como tripulante en una nave de la cual pasará a ser el capitán.

Por supuesto, dado mi desconocimiento de la obra de Matsumoto, y tratándose esta adaptación de un remake de la obra original, intuyo que es más probable que los americanos hayan bebido del autor japonés, que no a la inversa. Aunque puede ser que simplemente se trate de coincidencias triviales, pues a fin de cuentas, algunos detalles son muy propios de la space opera, subgénero en el que se mueven estas películas (la de Bay en menor grado, pero con bastante puntos en común una vez se encuentran Willis y cía en el espacio exterior) o series como la reciente revisión de “Battlestar Galactica”, con la que también guarda ciertos parecidos.

Respecto a las actuaciones del reparto, decir que son pasables sin más. Es en la parte dramática donde no funcionan demasiado bien; amén de caer en ocasiones en el histrionismo, algo, por otra parte, habitual en los actores asiáticos (y menos frecuente en las actrices, dicho sea de paso). Pero aún así, no desentonan en exceso o, dicho de otro modo, no dañan el conjunto.

Así que pese a ser bastante mejorable en este y otros aspectos, esta “Space Battleship Yamato” en carne y hueso deviene en una entretenida (las dos horas pasan muy bien) y resultona space opera que mejora un poco el panorama de las adaptaciones anime. Toda una superproducción japonesa que ha tenido mucho éxito en su país natal aunque aquí haya ido directa al Dvd (como casi todo el cine asiático)

P.D.1: En febrero de este año saltó a la palestra la noticia que anunciaba la intención de una productora hollywoodiense (Skydance Productions) de adaptar en live-action la serie de Leiji Matsumoto tal como se ha hecho aquí, y especulándose como guionista a Christopher McQuarrie, autor del libreto de "Sospechosos Habituales" y "Valkyria". Lo cierto es que con un director experto en cine palomitero (un Michael Bay o un Roland Emmerich, por ejemplo), con un guión decente entre manos y una banda sonora épica estilo Zimmer, se podría lograr una gran space opera seguramente mucho más espectacular que la nipona, aunque por el camino se perdiese algo de fidelidad. Claro que hoy en día pedirle un guión decente a un blockbuster americano es pedirle mucho, y ya no digamos si se trata de adaptar un anime.

P.D.2: Matsumoto parece que está de moda, y después de llevar a la gran pantalla una de sus creaciones más famosas, ahora le ha tocado el turno al ya citado Capitán Harlock. Eso sí, esta vez en forma de animación CGI a cargo de Sega Sammy Visual Entertainment , bajo el amparo de Toei Animation y con vistas de estrenarse en 2012.




Valoración personal:


3 comentarios:

Fucktricio dijo...

Como que me recordó un poco a la historia de Robotech, no se. habrá que esperar a que llegue a México muy posiblemente en su versión pirata al igual que muchas películas asiáticas.

Saludos!!!

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Tengo entendido que Robotech es un anime sobre mechas (robots), pero tampoco estoy muy puesto en este tipo de series.

Aquí en España al menos tenemos algo más de suerte y algunas películas nos llegan en Dvd (no todas, claro; sólo las que tienen mayor repercusión)

Saludos ;)

Vacazul dijo...

La vi hace poco y está bastante bien, conseguida en efectos y en la trama, en cuanto a fidelidad no lo sé pero según mi chico que es quien me puso la película si que era fiel al original. Lo peor las actuaciones jeje, pero es que es diferente la forma de interpretación oriental que occidental.
Saludos!!