El cine exploitation tuvo su origen en la década de los 50, pero no alcanzó su época dorada hasta bien entrados los 60 y muy especialmente los 70. El término “exploitation” sirvió para definir ese grupo de películas que explotaban, nunca mejor dicho, su vertiente sexual y violenta para atraer a un público -mayormente adolescente- ávido de nuevas experiencias cinematográficas, todo ello sin ningún tipo de pudor, vergüenza o censura. Eran ese tipo de películas que los grandes estudios no se atreverían a rodar dado su contenido a menudo explícito y vulgar.
Estas películas solían exhibirse -mayormente en sesiones doble- en los llamados “grindhouse”, cines de mala muerte que proliferaron en la década de los 70. Sus temáticas eran bastante variadas, si bien todas tenían ciertas características en común, como el abuso de la sangre y el sexo, la exagerada violencia o los desnudos gratuitos. De todas maneras, esta diversidad en cuanto a temáticas (pelis de moteros, de asesinos en serie, de mafias, de callejeros o incluso de cárceles de mujeres) dio pie a una clasificación en subgéneros, originándose así términos como el de blaxploitation (cine afroamericano hecho por y para la comunidad afroamericana)
En el 2007, Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, confesos aficionados al exploitation, llevaron a cabo su particular homenaje con la fallida Grindhouse, una película divida en dos segmentos – que en España se exhibieron por separado- y que resultó ser un estrepitoso fracaso en taquilla y uno de los desencadenantes de la posterior bancarrota de la Weinstein Company (la productora del film) Y es que gastarse una millonada para imitar el cine cutre de antaño era, cuanto menos, una idea disparatada.
Pese a los malos resultados económicos y a unas críticas muy desiguales, el exploitation volvió a ponerse de moda, y desde entonces no han sido pocas las producciones que han seguido la estela dejada por Tarantino y Rodríguez. Y Bitch Slap, la cinta que hoy nos ocupa, es una de ellas.
La película sigue las andanzas de tres bellezones de armas tomar, tres mujeres explosivas en busca de un tesoro oculto en medio del desierto. Ella son Trixie (Julia Voth), la más modosita y frágil de las tres; Camero (America Olivo), la más alocada y peleona; y Hel (Erin Cummings), la más sensata y el cerebro de la banda.
La historia empieza casi por el final, con Trixie en medio del caos preguntándose cómo han podido torcerse tanto las cosas. La respuesta nos vendrá a modo de flashbacks, con la llegada al desierto de las tres chicas a bordo de su Ford Thunderbird negro del 63’ (¿se nota que me gustan los autos clásicos?). No sabemos por qué están allí ni por qué tienen a un tío medio en bolas metido en el maletero, pero poco a poco lo iremos averiguando.
Considero que uno de los grandes aciertos de Rick Jacobson, director y co-guionista de Bitch Slap, es el empleo de una narración mediante flashbacks. Con este recurso va dando saltos en el tiempo, del presenta al pasado y viceversa, y va construyendo la trama poco a poco, manteniendo así una constante intriga en el espectador. Quiénes son las chicas, cómo se han juntado, qué buscan y quién las persigue son preguntas que se irán respondiendo a medida que transcurra la trama y se nos vayan mostrando esos reveladores flashbacks.
Mientras disfrutamos del bizarro espectáculo, nuestro cerebro trabaja –aunque sea sólo un poco- para ir atando cabos, lo cual no está de más. Y si bien es cierto que el argumento se puede considerar un poco chorra, lo cierto es que al menos se preocupan de tener una trama mínimamente coherente. Es de agradecer, pues, que no sea solamente un derroche de curvas y explosiones.
Otro punto a favor es que se reserven unas cuantas sorpresas y golpes de efecto que enriquecen un poco más la historia, aunque no podemos negar que todos estos giros resultan ser de lo más obvios (o al menos a mi me lo parecieron)
Por el contrario, uno de sus mayores errores es el acercamiento del exploitation a las nuevas tecnologías y actuales recursos visuales, lo que lleva al director a usar y abusar de la pantalla verde para recrear los escenarios y muchas de las secuencias de acción que conforman los citados flashbacks. Obviamente, eso supone un recorte importante de gastos para la producción, pero teniendo en cuenta que su presupuesto ya debe ser bastante limitado, el recurso acaba jugando muy en su contra.
Todas las escenas y secuencias que emplean el falso fondo al estilo “300” o “Sin City” hacen daño a la vista de lo escandalosamente cutres y risibles que resultan. A mi gusto, es preferible que se note el cartón piedra, como ocurría en el cine de bajo presupuesto de antaño, que no que los efectos digitales empleados sean tan descaradamente horribles. Aunque quizás ese descaro sea totalmente intencionado, con el fin de otorgarle a la película un tono aún más casposo. Sea como sea, la cuestión es que, en mi opinión, esta técnica le hace un flaco favor.
Quizás sea por eso que la parte que más me gustado, o que más he disfrutado, es toda aquella que transcurre en el desierto, con las tres chicas haciendo frente a los enemigos e incluso peleándose entre sí de una forma más “creíble”, dentro de la propia exageración que ostenta la cinta.
Y es que aquí, la violencia se lleva a extremos desorbitados y absurdos, como es de menester. Eso es algo que queda más acentuado en los flashbacks, en los que los efectos por ordenador permiten recrear secuencias más alocadas y excesivas (muchas veces llegando a un punto sumamente ridículo) Pero los momentos en el desierto tampoco se quedan cortos, especialmente cuando se trata de enfrentamientos cuerpo a cuerpo, con peleas bastante burdas y hasta interminables (aunque en ese último aspecto, creo que la larga y absurda pelea de “Están vivos” de Carpenter sigue llevándose la palma)
Por supuesto, una de las influencias más evidentes de Bitch Slap es el cine sexplotation de Russ Meyer, con sus chicas voluptuosas repartiendo estopa. Aunque aquí la vertiente softcore tiende a ser bastante más tímida de lo que uno podría esperar. Por tanto, no esperéis ver mucha carnaza ni ningún desnudo integral o parcial. Cierto que el softcore ya es bastante recatado de por sí, pero es que aquí el director tampoco va más allá de unos primeros planos de sugerentes escotes. En ese sentido, quizás la película prometía ser algo más gamberra, pero se queda bastante cortita, al igual que ya ocurría con la mediocre “Lesbian Vampire Killers”.
De todas maneras, eso no quiere decir que Jacobson no explote la sensualidad de sus musas. Todo lo contrario, pues nos regala unos cuantos buenos momentos rodados al más puro estilo videoclip y que harán las delicias de los más morbosos.
No apta para cardíacos es la secuencia - que ya vimos en el tráiler- en la que las chicas se bajan del coche nada más llegar a su destino, o cuando, de forma totalmente gratuita (cómo no), empiezan a tirarse cubos de agua por encima, las unas a las otras. Eso por no hablar del medio –no llega a consumarse- polvo lésbico entre Trixie y Hel, que supone uno de los momentos cumbre de la película.
Sexualidad y violencia aparte, no faltan tampoco los personajes extravagantes (la chinita y su feucho amigo) y el lenguaje malsonante (aquí todos se insultan continuamente)
Hablar de las interpretaciones en un film de estas características es algo que puede resultar bastante fútil. Aún así, creo que merece la pena señalar que éstas no son tan desastrosas como cabría esperar. Cierto es que todas caen continuamente en el histrionismo, pero ahí es precisamente donde está la gracia y donde se demuestra quién sabe hacerlo bien y quién no.
La debutante Julia Volth, que interpreta a Trixie, es probablemente la que muestre mayores deficiencias interpretativas, pues no termina de resultar del todo convincente en ninguno de los aspectos que explota su personaje. Por su parte, America Olivo (Camaro) sobreactúa constantemente, aunque eso puede ser debido a que su personaje se enfoca, ya de por sí, de un modo histriónico (más cuando se toma las pastillitas…)
Así que nos queda Erin Cummings (Hel), a la que actualmente podemos ver en la serie “Spartacus: Blood and Sand” (otra disfrutable bizarrada de la que Jacobson es uno de los directores habituales), y que desempeña su papel con más acierto que el resto de sus compañeras. También, para qué voy a negarlo, es que la que físicamente más me gusta de todas xD
Trixie es preciosa y Camaro tiene un señor cuerpazo (aquí el cirujano plástico ha tenido mucho que ver), pero es la pelirroja Hel, con ese look pin-up, la que me ha cautivado por completo.
Y a vosotros ¿cuál os gusta más?
Respecto al resto del elenco, pues casi todos están más o menos correctos en sus respectivos roles, destacando sobre todo a Michael Hurst en el papel del mafioso Gage.
Al actor ya lo habíamos visto antes en (horribles) series como “Hércules” o “Xena, la princesa guerrera”, pero no es al único que reconoceremos. Las propias Xena (Lucy Lawless, que también aparece en Spartacus) y Gabrielle (Renée O'Connor) realizan un breve cameo como monjas, así como Hércules (el mediocre Kevin Sorbo), al que se le reserva un pequeño papel en la historia (y suerte que es pequeño…)
Se nota que Jacobson fue también director de algunos capítulos de estas series.
Bitch Slap no se toma en serio a sí misma, y lo mismo debe hacer el espectador para poder disfrutarla. Eso no quita que sea una mala película. Y lo es porque es desmesurada, chabacana, cutre y por momentos tremendamente ridícula. Por al mismo tiempo, son esos atributos los que la convierten en producto repleto de alicientes para los que busquen en ella una diversión más tosca y desvergonzada.
La promoción que tuvo el año pasado fue bastante notoria, llegando a alcanzar un grado de popularidad importante en la red. Tuvo su web oficial (con unos pósters muy chulos) e incluso las chicas se pasearon por el Comic Con de San Diego para promocionarla (aunque sólo llegó a estrenarse, de forma limitada, en tres cines estadounidenses). Quizás eso elevase en exceso las expectativas de muchos, y al final en no todos los casos se hayan visto cumplidas. Puede que por eso yo haya dejado pasar tanto tiempo antes de verla. Y aunque creo que podía haber sido más gamberra, lo cierto es que el resultado es bastante resultón. Insisto en que para mí, esta es una buena mala película. Disfrutarla dependerá mucho de si entras o no en su juego.
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Estas películas solían exhibirse -mayormente en sesiones doble- en los llamados “grindhouse”, cines de mala muerte que proliferaron en la década de los 70. Sus temáticas eran bastante variadas, si bien todas tenían ciertas características en común, como el abuso de la sangre y el sexo, la exagerada violencia o los desnudos gratuitos. De todas maneras, esta diversidad en cuanto a temáticas (pelis de moteros, de asesinos en serie, de mafias, de callejeros o incluso de cárceles de mujeres) dio pie a una clasificación en subgéneros, originándose así términos como el de blaxploitation (cine afroamericano hecho por y para la comunidad afroamericana)
En el 2007, Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, confesos aficionados al exploitation, llevaron a cabo su particular homenaje con la fallida Grindhouse, una película divida en dos segmentos – que en España se exhibieron por separado- y que resultó ser un estrepitoso fracaso en taquilla y uno de los desencadenantes de la posterior bancarrota de la Weinstein Company (la productora del film) Y es que gastarse una millonada para imitar el cine cutre de antaño era, cuanto menos, una idea disparatada.
Pese a los malos resultados económicos y a unas críticas muy desiguales, el exploitation volvió a ponerse de moda, y desde entonces no han sido pocas las producciones que han seguido la estela dejada por Tarantino y Rodríguez. Y Bitch Slap, la cinta que hoy nos ocupa, es una de ellas.
La película sigue las andanzas de tres bellezones de armas tomar, tres mujeres explosivas en busca de un tesoro oculto en medio del desierto. Ella son Trixie (Julia Voth), la más modosita y frágil de las tres; Camero (America Olivo), la más alocada y peleona; y Hel (Erin Cummings), la más sensata y el cerebro de la banda.
La historia empieza casi por el final, con Trixie en medio del caos preguntándose cómo han podido torcerse tanto las cosas. La respuesta nos vendrá a modo de flashbacks, con la llegada al desierto de las tres chicas a bordo de su Ford Thunderbird negro del 63’ (¿se nota que me gustan los autos clásicos?). No sabemos por qué están allí ni por qué tienen a un tío medio en bolas metido en el maletero, pero poco a poco lo iremos averiguando.
Considero que uno de los grandes aciertos de Rick Jacobson, director y co-guionista de Bitch Slap, es el empleo de una narración mediante flashbacks. Con este recurso va dando saltos en el tiempo, del presenta al pasado y viceversa, y va construyendo la trama poco a poco, manteniendo así una constante intriga en el espectador. Quiénes son las chicas, cómo se han juntado, qué buscan y quién las persigue son preguntas que se irán respondiendo a medida que transcurra la trama y se nos vayan mostrando esos reveladores flashbacks.
Mientras disfrutamos del bizarro espectáculo, nuestro cerebro trabaja –aunque sea sólo un poco- para ir atando cabos, lo cual no está de más. Y si bien es cierto que el argumento se puede considerar un poco chorra, lo cierto es que al menos se preocupan de tener una trama mínimamente coherente. Es de agradecer, pues, que no sea solamente un derroche de curvas y explosiones.
Otro punto a favor es que se reserven unas cuantas sorpresas y golpes de efecto que enriquecen un poco más la historia, aunque no podemos negar que todos estos giros resultan ser de lo más obvios (o al menos a mi me lo parecieron)
Por el contrario, uno de sus mayores errores es el acercamiento del exploitation a las nuevas tecnologías y actuales recursos visuales, lo que lleva al director a usar y abusar de la pantalla verde para recrear los escenarios y muchas de las secuencias de acción que conforman los citados flashbacks. Obviamente, eso supone un recorte importante de gastos para la producción, pero teniendo en cuenta que su presupuesto ya debe ser bastante limitado, el recurso acaba jugando muy en su contra.
Todas las escenas y secuencias que emplean el falso fondo al estilo “300” o “Sin City” hacen daño a la vista de lo escandalosamente cutres y risibles que resultan. A mi gusto, es preferible que se note el cartón piedra, como ocurría en el cine de bajo presupuesto de antaño, que no que los efectos digitales empleados sean tan descaradamente horribles. Aunque quizás ese descaro sea totalmente intencionado, con el fin de otorgarle a la película un tono aún más casposo. Sea como sea, la cuestión es que, en mi opinión, esta técnica le hace un flaco favor.
Quizás sea por eso que la parte que más me gustado, o que más he disfrutado, es toda aquella que transcurre en el desierto, con las tres chicas haciendo frente a los enemigos e incluso peleándose entre sí de una forma más “creíble”, dentro de la propia exageración que ostenta la cinta.
Y es que aquí, la violencia se lleva a extremos desorbitados y absurdos, como es de menester. Eso es algo que queda más acentuado en los flashbacks, en los que los efectos por ordenador permiten recrear secuencias más alocadas y excesivas (muchas veces llegando a un punto sumamente ridículo) Pero los momentos en el desierto tampoco se quedan cortos, especialmente cuando se trata de enfrentamientos cuerpo a cuerpo, con peleas bastante burdas y hasta interminables (aunque en ese último aspecto, creo que la larga y absurda pelea de “Están vivos” de Carpenter sigue llevándose la palma)
Por supuesto, una de las influencias más evidentes de Bitch Slap es el cine sexplotation de Russ Meyer, con sus chicas voluptuosas repartiendo estopa. Aunque aquí la vertiente softcore tiende a ser bastante más tímida de lo que uno podría esperar. Por tanto, no esperéis ver mucha carnaza ni ningún desnudo integral o parcial. Cierto que el softcore ya es bastante recatado de por sí, pero es que aquí el director tampoco va más allá de unos primeros planos de sugerentes escotes. En ese sentido, quizás la película prometía ser algo más gamberra, pero se queda bastante cortita, al igual que ya ocurría con la mediocre “Lesbian Vampire Killers”.
De todas maneras, eso no quiere decir que Jacobson no explote la sensualidad de sus musas. Todo lo contrario, pues nos regala unos cuantos buenos momentos rodados al más puro estilo videoclip y que harán las delicias de los más morbosos.
No apta para cardíacos es la secuencia - que ya vimos en el tráiler- en la que las chicas se bajan del coche nada más llegar a su destino, o cuando, de forma totalmente gratuita (cómo no), empiezan a tirarse cubos de agua por encima, las unas a las otras. Eso por no hablar del medio –no llega a consumarse- polvo lésbico entre Trixie y Hel, que supone uno de los momentos cumbre de la película.
Sexualidad y violencia aparte, no faltan tampoco los personajes extravagantes (la chinita y su feucho amigo) y el lenguaje malsonante (aquí todos se insultan continuamente)
Hablar de las interpretaciones en un film de estas características es algo que puede resultar bastante fútil. Aún así, creo que merece la pena señalar que éstas no son tan desastrosas como cabría esperar. Cierto es que todas caen continuamente en el histrionismo, pero ahí es precisamente donde está la gracia y donde se demuestra quién sabe hacerlo bien y quién no.
La debutante Julia Volth, que interpreta a Trixie, es probablemente la que muestre mayores deficiencias interpretativas, pues no termina de resultar del todo convincente en ninguno de los aspectos que explota su personaje. Por su parte, America Olivo (Camaro) sobreactúa constantemente, aunque eso puede ser debido a que su personaje se enfoca, ya de por sí, de un modo histriónico (más cuando se toma las pastillitas…)
Así que nos queda Erin Cummings (Hel), a la que actualmente podemos ver en la serie “Spartacus: Blood and Sand” (otra disfrutable bizarrada de la que Jacobson es uno de los directores habituales), y que desempeña su papel con más acierto que el resto de sus compañeras. También, para qué voy a negarlo, es que la que físicamente más me gusta de todas xD
Trixie es preciosa y Camaro tiene un señor cuerpazo (aquí el cirujano plástico ha tenido mucho que ver), pero es la pelirroja Hel, con ese look pin-up, la que me ha cautivado por completo.
Y a vosotros ¿cuál os gusta más?
Respecto al resto del elenco, pues casi todos están más o menos correctos en sus respectivos roles, destacando sobre todo a Michael Hurst en el papel del mafioso Gage.
Al actor ya lo habíamos visto antes en (horribles) series como “Hércules” o “Xena, la princesa guerrera”, pero no es al único que reconoceremos. Las propias Xena (Lucy Lawless, que también aparece en Spartacus) y Gabrielle (Renée O'Connor) realizan un breve cameo como monjas, así como Hércules (el mediocre Kevin Sorbo), al que se le reserva un pequeño papel en la historia (y suerte que es pequeño…)
Se nota que Jacobson fue también director de algunos capítulos de estas series.
Bitch Slap no se toma en serio a sí misma, y lo mismo debe hacer el espectador para poder disfrutarla. Eso no quita que sea una mala película. Y lo es porque es desmesurada, chabacana, cutre y por momentos tremendamente ridícula. Por al mismo tiempo, son esos atributos los que la convierten en producto repleto de alicientes para los que busquen en ella una diversión más tosca y desvergonzada.
La promoción que tuvo el año pasado fue bastante notoria, llegando a alcanzar un grado de popularidad importante en la red. Tuvo su web oficial (con unos pósters muy chulos) e incluso las chicas se pasearon por el Comic Con de San Diego para promocionarla (aunque sólo llegó a estrenarse, de forma limitada, en tres cines estadounidenses). Quizás eso elevase en exceso las expectativas de muchos, y al final en no todos los casos se hayan visto cumplidas. Puede que por eso yo haya dejado pasar tanto tiempo antes de verla. Y aunque creo que podía haber sido más gamberra, lo cierto es que el resultado es bastante resultón. Insisto en que para mí, esta es una buena mala película. Disfrutarla dependerá mucho de si entras o no en su juego.
14 comentarios:
Por lo que veo (bueno, más bien por lo que leo) estamos ante un film de esos perfectos para ver con los amigotes y descojonarse uno de risa ante los despropósitos que salen en pantalla.
Básicamente, sí :)
Se trata de una gamberrada casposa con tres pedazo de mozas por las que ya merece el visionado xD
Es mala, sí. Cutre, también. Pero está hecha con ganas de ofrecer buena diversión, algo que por ejemplo le falta a otros productos similares (ahora me viene a la cabeza Zombie Strippers, que ni me atreví a verla entera)
Saludos ;)
madre mía!pero si oferta diversión, y tiparracas, jajaja, bienvenida sea.
Qué más se puede pedir, no? xD
Saludos ;)
Bueno, esta todo dicho asi que me limitaré a decir que hace tiempo que no veía una película tan mala y a la vez tan entretenida xDD
Pues sí, tan mala como entretenida y divertida. Las hay que no llegan ni a eso xD
Saludos ;)
Hay que verla como lo que es. Cine sin complejos con un exclusivo afán lúdico dentro del explotation de turno. Y como tal hay que disfrutarla.
Me encantan los críticos que saben valorar una peli dentro de sus pretensiones y no se dejan llevar por prejuicios cinéfilos. Qué haríamos sin ti, Pliskeen! xD
PD: De piedra acabo de quedarme al leer que ha fallecido Corey Haim, el ídolo ochentero protagonista de iconos del género como "Jóvenes Ocultos" o "Papá Cadillac". Qué vida ésta. Descanse en paz.
Es que si no vieramos de todo y no disfrutaramos de la diversidad que nos ofrece el cine... ¡que aburrido sería!
Con cada película hay que llevar el chip correcto. Que luego guste o no pues ya dependerá de cada uno, pero los prejuicios, cuanto más lejos, mejor.
Saludos ;)
P.D: Una lástima lo de Corey, y una lástima también que su carrera se truncara tan pronto por culpa de las drogas. Al final han sido éstas las que han acabado también con su vida....
DEP
Coincido contigo. Una película para disfrutarla sin complejos siempre que tengas muy claro lo que vas a ver. Personalmente incluso el tema de las pantallas verdes acabó gustándome. Son cutres y escandalosamente evidentes... pero en una peli cómo Bitch Slap considero que acaban funcionando.
Cómo bien dices, una buena mala película... y me quedo con America Olivo, a pesar de ser la más sobreactuada ;-)
Esos horribles cromas son parte de su descarada intención de ser una desvergonzada explotation, pero hacen tanto daño en los ojos que yo creo que perjudican un poco el resultado final. Y es que en lo demás, la película no resulta tan cutre (aunque las armas se nota que son de juguete xD)
Saludos ;)
Es verdad, las armas cantaban muchísimo :-) Sin embargo era otro detalle que también me gustó...
Divertido film, me encantó su estilo visual y las chicas son encantadoras, a pesar de que no se destapen demasiado. Claro que, como señalas, es un film que no debe tomarse en serio.
"Estas películas solían exhibirse -mayormente en sesiones doble- en los llamados “grindhouse”, cines de mala muerte que proliferaron en la década de los 70."
Lo que daria por que hoy en dia haya aca en la Argentina cines como estos, no?
Mierdón de película (si es que realmente se considera una película). A la media hora la quité, con eso os digo todo. jajaja. Es que no merece ni criticarla.
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